Después del invierno siempre está la primavera: periodo de eclosión, de flocerer y de actividad y agitación...pero para que el fenómeno de la primavera se produzca ha de haber un sol que caliente y estimule todos estos acontecimientos. Con el emprendimiento ocurre lo mismo; tras periodos de reclusión, ahora brotan nuevas ideas que intentan alzarse y florecer...y parece que, ahora sí, van a poder disfrutar del calor que necesitan.

Nuestro ecosistema emprendedor aún es joven, pero vislumbra un horizonte soleado, con ciudades como Barcelona o Madrid que cada vez más se consolidan como referentes dentro de este ámbito a nivel europeo. De un tiempo a esta parte venimos observando talento (y mucho) en los emprendedores españoles, iniciativas que las impulsan y una tolerancia mayor al fracaso empresarial.

La aparición de potentes start-up españolas que suponen una atractiva inversión de capital extranjero son fiel reflejo del mayor número de viveros, de una mayor financiación y un cambio de mentalidad en cuanto a forma de hacer negocios se refiere. Hoy en día, la preparación del modelo de emprendedor es mucho mayor debido a que la oferta formativa se ha ido ampliando con los años y los primeros emprendedores han tendido la mano a nuevas generaciones, compartiendo con ellos sus conocimientos.

Nuevos métodos de financiación

Atrás quedo la época de la absoluta dependencia del emprendedor con respecto a la banca, y métodos como el crowfunding cada vez están más extendidos entre nuestros emprendedores. A este respecto, y pesar de que gozar de una salud aceptable, la mayor parte de la financiación sigue siendo pública, con la dependencia que ello genera, y el objetivo ha de ser poder incluir cada vez más a un sector privado que lo nutra de liquidez.

Incubadoras y aceleradoras

Estos dos conceptos, hasta hace poco asociados en nuestro imaginario a cosas muy diferentes, hoy aluden y representan el apoyo que muchas empresas necesitan. Por un lado, las incubadoras de empresas se encarga de asegurar que una empresa que acaba de crearse goce de los recursos y estrategias necesarios para alcanzar sus objetivos y pueda echar a andar por sí misma. Las aceleradoras, por su parte, estimulan el crecimiento de empresas ya existentes, y las ofrecen el impulso necesario para que su dinámica continúe en los cauces correctos.

Objetivos

Si bien el panorama es alentador, todavía quedan pasos que dar y camino que recorrer si queremos poder competir con los países punteros en materia de emprendimiento. En esta línea, la necesidad de una apuesta más decidida por parte de organismos públicos, tanto en financiación como en formación enfocada al emprendimiento, a pesar de los beneficios que ha deparado la Ley de Emprendedores (en los casos en que se cumple), y de un mayor flujo de inversión privada que sirva de acicate a la financiación de proyectos, se antoja indispensable si queremos que nuestro ecosistema emprendedor alcance todo el potencial que ya tiene a nivel humano.