El número de estancos en España es insuficiente si atendemos a la demanda de tabaco existente en determinados puntos de nuestra geografía. Los 13.000 estancos repartidos por nuestro país hacen que, en muchos casos, el consumidor tenga que acudir a bares y otros puntos de venta autorizados para adquirir una cajetilla, con el sobrecoste que ello le supone.

A pesar del anuncio del Comisionado del Mercado de Tabacos que se produjo en 2013, por el cual se iban a conceder nuevas licencias, el número de estas es el mismo que hace cuatro años, hecho que no satisface las demandas de la Unión de Asociaciones de Estanqueros, organización que demanda la concesión de 3.000 nuevas licencias.

Los estancos se mantienen como negocios sólidos

A pesar de las numerosas dificultades, traducidas en normativas procedentes de Bruselas, en la aparición del contrabando de tabaco, o en la subida de precios, los estancos se muestran como un negocio sólido, algo que se desprende de los datos registrados en 2016 referentes a la venta de tabaco: la actividad de los estancos generó el pasado año 11.857 millones de euros, apenas un 0,4% menos que en 2015, y reportó a la hacienda pública la nada desdeñable cifra de 9.110,5 millones.

No debemos olvidar que el mercado del tabaco en España genera 61.000 empleos, y que el sector repercute de manera positiva en otros como la agricultura: el tercer mayor productor de hoja de tabaco en Europa es Extremadura.

En sentido opuesto a las vicisitudes negativas que han golpeado al sector, parece que las autoridades están consiguiendo poner cerco al contrabando de cigarrillos, un hecho que, junto con el traspaso de estancos, ha provocado que no se eche el cierre a numerosos establecimientos.